16 razones para no consumir especias no envasadas - Articulo numero: 32

Posted by Vanness on January 12th, 2021

Técnicamente se considera una especia a las partes duras, como las semillas o cortezas, de ciertas plantas aromáticas aunque, por similitud, muchas veces asimismo se engloba a las fragantes hojas de ciertas plantas herbáceas, cuyo nombre culinario es yerbas.

La mayor parte de las condimentas pueden considerarse nativas de las regiones tropicales de Asia, y de las islas Molucas en Indonesia, también conocidas como islas de las Condimentas, si bien ciertas se encontraban en el Mediterráneo (anís, mostaza).

Las condimentas usadas en nuestros días son habitualmente exactamente las mismas que se utilizaban en la Antigüedad, (clavo, nuez moscada, macis y canela) más aquellas[cita requerida] llevadas a Europa por los conquistadores y colonizadores de América (vainilla, chile, cacao, achiote).

Debido a sus propiedades aromatizantes es posible que comestibles sosos o bien desagradables, aunque muchas veces nutritivos, pasen a ser gustosos y sabrosos sin perder sus propiedades nutritivas.

Muchas de las condimentas deben consumirse con precaución ya que pueden resultar tóxicas en concentraciones elevadas.

Igualmente, muchas especias presentan compuestos inútiles de ser absorbidos por el organismo siendo eliminados directamente; otros son destruidos por las propias enzimas digestivas.

Las condimentas, no suelen presentar aportes nutricionales, salvo extraños casos en los que hay presentes minerales, como calcio o hierro, o bien alguna vitamina. En muchas ocasiones acostumbra a ser esencial el efecto que tienen sobre el apetito.

Su gran capacidad para fortalecer el sabor permite que se consigan grandes efectos aromatizados y sabrosos en los alimentos con cantidades pequeñísimas.

Se pueden clasificar las yerbas y especias en 2 grupos: las que alteran tanto el sabor como el aspecto de los comestibles, entre aquéllas que están el azafrán, la canela, el tomillo y el romero, entre otros; y las que excitan el paladar, entre aquéllas que se hallan la pimienta, el pimentón, la nuez moscada y las distintas variedades de chiles.

La cantidad de platos que se pueden cocinar con unas y otras, tanto solas como mezcladas, es muy elevada; esto causa que las diferentes cocinas de cada cultura adquieran un toque propio.

Aparte de su empleo culinario, las hierbas y especias han sido grandes aliadas de la medicina y de los curanderos, habiendo sido asimismo utilizadas en rituales primitivos de brujería. Antes de la generalización de la fabricación y del empleo de fármacos, se acostumbraban a prescribir remedios realizados con hierbas, en muchas ocasiones eficientes, que a veces han servido para la realización o bien la obtención de determinados compuestos presentes en algunos fármacos.

Etimológicamente condimentas proviene de la palabra latina species. En principio esta palabra servía para designar cualquier cosa unitaria de la que se hablase, destacando las características que la hacían única. Transcurrido un tiempo fue derivando al significado de «bienes» o «mercancías», sobre todo para referirse a aquellas que procedían de países lejanos, que frecuentemente eran semillas, raíces, brotes o bien bayas.

Desde el instante en que empezaron a utilizarse, las especias fueron uno de los productos más caros y valiosos de la economía, tanto de cada individuo, como de las sociedades, puesto que desde antiguo han tenido un enorme valor como condimento, para medicinas o perfumes, como por el importante papel que presentaban algunas como conservante.

No es despreciable el cometido que cumplían como enmascaradores del sabor de alimentos que, sin la posibilidad de conservación en frío, como actualmente, tomaban muy de manera rápida sabores desagradables por los procesos de fermentación y putrefacción. De ahí que en los países más cálidos se usaran con más exuberancia y, en general, en combinaciones de sabor más fuerte que en los países fríos.

Las fuentes más esenciales para estudiar de qué manera ha sido la evolución en el uso de las condimentas son los antiguos tratados de botánica, en los que los autores anotaban todas y cada una de las observaciones que consideraban útiles sobre las diferentes plantas. El primero de ellos, y el más renombrado, es «El Dioscórides», cuyo nombre real es «De Materia Medica» y cuyo autor, el médico Dioscórides, le da el nombre con el que es conocido. Está fechado en el siglo I y en él se encuentran datos muy precisos sobre el empleo que los helenos y romanos hacían de algunas especias. Destacan las descubiertas por los helenos (como el jengibre o la pimienta) o bien las que se cultivaban de manera autóctona por la mayoría de sus habitantes: mostaza, mejorana, cilantro, tomillo, anís o bien azafrán, entre otras. Además de esto ya se daban datos sobre el uso de las condimentas en cocina o bien el empleo del tomillo, p. ej., para perfumar espacios cerrados y húmedos.

Otro gran pueblo mediterráneo que está destacado por el empleo y conocimiento de las especias fue el árabe. Toda la especias más usadas rica cultura que acumularon en la Edad Media, hallaba también su justa medida en la gastronomía. Los guisos árabes a base de pimienta, galanga, nuez moscada o clavo han contribuido a formar la idílica concepción que tenemos de los fastuosos palacios califales. A causa de las Cruzadas, y por lo tanto de un mayor contacto con la cristiandad, y gracias al auge comercial experimentado durante la Edad Media, las condimentas dejaron de ser un manjar para estar al alcance de todos los bolsillos, sobre todo entre los siglos XII y XIX, en los que fue muy habitual el empleo en casi todas las cocinas medievales. A lo largo de esa temporada, cobró especial importancia el uso de salazones para la conserva de los alimentos, pero también era frecuente el empleo de pimienta, el jengibre o el azafrán para aportar nuevas sensaciones sápidas. En verdad, las primeras salsas de las que se tiene constancia surgen en la temporada medieval, como el caso de la carmelina, hecha de pimienta, canela, clavo, y macis elementalmente

Muchas de las especias venían de Oriente, en caravanas que, cruzando Asia, llegaban a Europa. El comercio y distribución en Europa era una especie de monopolio de ciertos mercaderes, singularmente italianos, que distribuían la mercadería traída por las caravanas.

El comercio ya había crecido considerablemente, tanto que, en la práctica, apenas hay diferencias desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Se comenzaron a envasar, y la distribución aumentó considerablemente. Al ser un próspero negocio, sus protagonistas se percataron de que a mayor pluralidad de sabores comercializados lograban mayores ingresos, dicho incremento en la cantidad de sabores disponibles generó una revolución culinaria. Entre los Siglos XVIII y XIX, se comenzaron a efectuar las primeras salsas industriales, y las especias jugaron un papel primordial en la obtención de los sabores deseados y diferenciadores de los productos del resto de la competencia. En esta temporada brotan varios nombres de inventores de salsas que en la actualidad aún siguen en el mercado: Lazenby, Hellmans, Heinz o bien Harvey, y el banquero Ed McIlhenny, que comercializó (a partir de salsas mexicanas tradicionales) de la que quizá es la salsa especiada más conocida del mundo: el Tabasco.

En nuestros días, las yerbas y condimentas más consumidas en el mundo son por este orden: la pimienta, el pimentón, el chile (sobre todo en América), cardamomo, clavo, macis, casia, nuez moscada y canela. Y por costo, las más caras son: el azafrán, el cardamomo, la vainilla (que ha perdido terreno frente a la vainillina, una imitación sintética).

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